domingo, 17 de abril de 2011

Heauton ekenosen

Empiezo la Semana Santa aún aturdido por la noticia de que no me han dado traslado a Andalucía, como había pedido, y por la vorágine de reuniones, compromisos, exámenes de las últimas semanas. Así que casi no he encontrado tiempo para escribir sobre lo que realmente me apetecía: qué significa aún para nosotros la noticia de la kenosis divina, que culmina estos días con la Pasión y Muerte de Cristo. San Pablo dice, en Flp 2,7, que Cristo "se vació de sí mismo" (heauton ekenosen), y pienso que lo crucial de la historia del cristianismo está contenido en esas palabras, en el modo como rompe radicalmente la visión de un Dios divorciado del tiempo y de la carne. Pero dejaré esa reflexión para otro día. Hoy me basta con recordarme a mí mismo, en este inicio de Semana Santa, que todo sujeto está llamado, de algún modo, a vaciarse de sí mismo y dejar espacio a cualquier otra cosa que no sea el propio yo, con la esperanza de que, paradójicamente, sea ésta la única forma de encontrarse consigo mismo. Porque, en un mundo donde no existe el examen de conciencia, apenas quedan espacios de introspección más allá de ese estar ocupándose permanentemente del propio estado de ánimo, tan característico de la subjetividad postmoderna. Así que hoy decidí dejar pasar la tarde mientras, a ratos, me asaltaban las enigmáticas palabras del Evangelio: "el que quiera salvar su vida, la perderá".

3 comentarios:

Fernando dijo...

No sabía que siguiera habiendo concursos entre Comunidades, qué ignorante soy.

Anímate, T. te permite tiempo para leer y reflexionar y mejorar -todavía más- tu estilo, quizá en S. no tuvieras tantas posibilidades.

soy... dijo...

Imagino que esta entrada atraerá debates apasionados, jejeje,pero bien, soy de opinión equilibrada, entiendo que en esta altura histórica en que se encuentra la humanidad las religiones son un Mal necesario, que no podemos sacarlas de nuestro medio. Se olvida permanentemente que durante casi un siglo, en los países socialistas se intentó borrar sin atenerse a las consecuencias -ni a los actos- ese sentimiento tan importante para la gente.

Yo no lo tengo, pero ¿eso que importa? "Entre los individios, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz." se me eriza la piel hasta de escribirlo.

Gracias.

Alejandro Martín dijo...

Fernando: gracias, eso intentaré.

Soy...: la entrada no ha atraido debates apasionados (por suerte, pues con el poco tiempo que tengo últimamente, no hubiera podido estar a la altura). Pero al menos ha dado pie a tu oportuno y equilibrado comentario. Gracias a ti también.

Un abrazo