La casa de mis padres es un alcázar blanco rodeado de verde. Allí, escondido en la sombra de los setos, suele dormitar Lolo, nuestro gato, al abrigo del sol y de las perturbaciones del mundo. Cuando pasas a su lado, a veces consigues entrever sus ojos amarillos parpadeando levemente con gesto de desprecio sobrenatural. Solo los gatos consiguen elevar el desprecio a virtud: un desprecio aristocrático, señorial, übermenschlich. En clase siempre pongo a Lolo como ejemplo de filósofo helenístico, pues domina el arte de vivir conforme al orden de las cosas. Sin deseos, sin preocupaciones, sin artificios. Un maestro de la ataraxia. Podía yacer durante horas como una esfinge y, en un segundo, saltar sobre pájaros y ratones para devorarlos: seguía, como la araña de Spinoza, el divino orden de los efectos y las causas. El mundo humano está lleno de inútiles frustraciones; en el mundo de Lolo, todo es como debe ser. Por eso, cuando ayer sintió que su final era inminente, se acercó plácidamente a la puerta de la casa de mis padres para morir a sus pies. Y yo no quiero que termine el día sin despedirme de él con estas palabras, pues ya nunca volverá a sentarse en mi regazo mientras la tarde cae sobre los viejos árboles. Ya nunca volveré a acariciarlo mientras me duerme el ronroneo que hace felices y mansas todas las cosas. Hasta siempre, compañero de siestas y de juegos, señor de los alféizares y de las altas ramas, noble guardián de la casa de mis padres. Nos reuniremos en la tierra que a todos nos aguarda.
5 comentarios:
Los felinos, entre los que se cuentan los gatos, tienen todos un aire aristocrático. Por eso el acierto de aquella serie de dibujos animados sobre gatos al titularla "Los Aristogatos". No puedo pensar en un gato sin que al mismo tiempo me venga a la mente de modo automático la palabra "aristogato". Descansa en paz, Lolo, con Nusa, la otrora gata (aristogata) mía.
Pues me gustó y dejo constancia de ello. :)
Ya no puedo leer los artículos que habías hecho en sevilla report. Eran muy buenos. Te agradecería mucho que los subas a tu blog, para releerlos d vez en cuando. Un abrazo.
Anónimo: lo intento cuando tenga un rato. Gracias a todos y un abrazo
Y de nuevo tú, esta vez con Lolo, has conseguido que llore por la pérdida de un gato al que sólo conocí a través de tus ojos. Nunca me cansaré de leerte, Demiurgo.
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