De todos es sabido que el Islam goza hoy en Occidente de algo que, a falta de mejor término, se me ocurre llamar “impunidad semántica”. El concepto “Islam” sacraliza su propia extensión: al tocar las cosas, las vuelve intocables. Extiende el aura de lo sagrado sobre todas las realidades que le son próximas, incluso sobre aquellas que lo son sólo de modo indirecto. En él vibra intensamente la fuerza numinosa-totémica propia de las religiones naturales, contra la que la civilización racional-cristiana ha luchado durante siglos (principalmente en su propio interior). Hoy es casi imposible mencionar las costumbres de los fieles musulmanes o los sistemas políticos de sus sociedades, sin sentir que uno está penetrando peligrosamente más allá del velo del templo; un velo que, por supuesto, ningún profeta se ha atrevido a rajar…
Un triste ejemplo de todo esto es Palestina. Sin duda, son muchas las injusticias cometidas por Israel a lo largo de este conflicto, y es atributo de un sistema democrático la exposición a la crítica. Sin embargo, siempre esperamos a que sean sus atrocidades las que salgan a la luz para elevar la voz sobre lo que está ocurriendo allí. Las del otro lado están cubiertas por ese aura de impunidad que sólo el miedo a la aniquilación física es capaz de crear. Ninguna Carmen Machi, ningún Zerolo, ningún sindicalista, y desde luego ningún político convoca manifestación alguna cuando la bestia del fundamentalismo islámico de Hamas (pues no es otra cosa que eso) asesina vilmente a los palestinos que les son incómodos, atenta contra escuelas judías, o transportes públicos con niños incluidos.
Igual que “Los Actores” (pues así, en mayúsculas, debe nombrarse esa nueva ecclesia de orden y progreso surgida entre nosotros) condenaban la guerra de Irak en los Goyas y agachaban la cabeza para lamer dólares y Óscars en Hollywood, la intelectualidad y los movimientos sociales europeos callan cobardemente cuando mueren los niños hebreos a manos de los islamistas, mientras se sienten a salvo para denunciar los crímenes del Estado de Israel en medio de las chirigotas de banderas republicanas, comunistas y sindicales, donde uno –que algo de historia y filosofía sabe– se siente incapaz de reconocer lo que esos colores significaron una vez. (Es difícil no ruborizarse pensando qué dirían de todo esto los izquierdistas de cuando la izquierda era progresista).
Ningún comunista recuerda ya, cuando ve a su partido envuelto en la causa palestina, que Yasir Arafat honraba la memoria del Gran Mufti al-Husseini, -colaboracionista nazi que no pudo ser juzgardo tras la II Guerra Mundial por la negativa de los países árabes a extraditarlo-, y que se gastaba el dinero de los trabajadores occidentales en zapatos parisinos para su esposa. Ningún laicista, mientras protesta indignado ante la presencia de crucifijos en algunas escuelas occidentales, se queja de que el único Estado laico del mundo musulmán lo sea sólo gracias a la presión del ejército, ni del ataque a la libertad religiosa en países como Arabia, Sudán, Turkmenistán, ni de que Arabia Saudí (fiel aliado de Occidente, que nos vende petróleo y nos compra azulejos) castigue la apostasía con la pena de muerte. No hay manifestaciones en Europa para protestar por todo eso. Otra vez nos negamos a mirar la realidad histórica con lucidez y sin maniqueísmos, y otra vez -qué casualidad- los judíos son elegidos como víctimas expiatorias de los males del mundo. En pocos casos como éste se ve tan claro el perverso rostro de la parcialidad, la cobardía y la sumisión.
6 comentarios:
Y las vueltas que da la vida: son los cristianos liberales (entiéndase como adjetivación económico-política, no teológica) los que están defendiendo a Israel en los medios de comunicación. A contracorriente, pero con más razón que un santo.
Extraordinaria entrada desde el primer párrafo a la última palabra. Gracias.
Leemos en la Carta fundacional de Hamas (artículo 13):
"Las llamadas soluciones pacíficas y las conferencias internacionales para resolver el problema palestino son contrarias a las creencias del Movimiento de Resistencia Islámica", puesto que "renunciar a cualquier parte de Palestina significa renunciar a parte de la religión. El nacionalismo del Movimiento de Resistencia Islámica forma parte de su fe, el movimiento enseña a sus miembros a adherirse a sus principios e izar la bandera de Alá sobre su patria mientras libran su yihad".
En ella se citan hadices de este tenor:
"Juro por el sustentador del alma de Muhammad que desearía invadir y ser abatido por amor a Allah, e invadir y ser abatido, y todavía invadir y ser abatido".
"El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan a los judíos (matándolos), cuando el judío se esconda tras piedras y árboles. Las piedras y los árboles dirán: ¡Oh musulmanes, oh Abdulla, hay un judío tras de mí, ven y mátalo. No sucederá en el caso del Gharkad, que es un árbol judío".
Entre otros, pues el citado documento es una auténtica mina del odio y de la barbarie. Si éstas son sus reflexiones públicas y "en limpio", no quiero pensar qué oculta la mente del yihadista cuando no hay luz ni taquígrafos.
Nuestra izquierda no es muy distinta a ellos cuando responsabiliza de toda esta ponzoña al pecado original de la existencia de Israel.
Hola, Alejandro. Tu post trata varios temas diversos, aunque conectados. Ante todo, el Islam. ¿Has leído la trilogía de Oriana Fallaci, lo último que publicó antes de morir? Ahí queda claro que Occidente tiene miedo al Islam, como en su día lo tuvo al nazismo y al comunismo, y que ese miedo, no reconocido, explica muchas de las decisiones que se toman hoy en día. ¿Recuerdas el sarao de las viñetas de Mahoma?
Junto a este tema general tratas dos particulares: Palestina e Irak. Yo soy más bien pro-judío y pro-Estados Unidos, pero eso no me impide ver que el Estado de Israel se pasa mucho en las cosas que hace para auto-defenderse, y que la invasión de Irak fue un grave error, del que Estados Unidos no sabe cómo salir. Israel tiene todo el derecho del mundo a defenderse, pero dentro de los límites del Derecho Internacional. ¿Hubiera sido correcto que España bombardeara Francia, cuando Giscard amparaba a los etarras?
Los que queremos a Israel le recomendaríamos que tuviera cuidado con lo que hace: como dicen las pelis USA, todo lo que haga (o diga) va a ser usado en su contra.
Jesús: efectivamente, así de "paradójica" es la situación, si se la mira con perspectiva histórica.
Enrique: muchas gracias. Me honra viniendo de quien viene.
Irichc: no conocía esa Carta, así que te agradezco la información.
Fernando: totalmente de acuerdo, Irak fue una catástrofe (pero ese es otro tema), e Israel, como digo en la entrada, comete muchas injusticias. Lo que lamento es que siempre se proteste por las suyas. No conozco la trilogía que me recomiendas, pero te agradezco mucho que la menciones. Espero poder leerla un día.
No vendría nada mal leer con atención el último libro de Tzvetan Todorov ("El medio a los bárbaros").
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