miércoles, 5 de mayo de 2010

Crisis y pesimismo

Lo que dice Paul Krugman aquí acerca de la situación económica de España es, nos tememos muchos, básicamente cierto. Y sólo podremos evitar su pesimista conclusión acerca de la moneda única si la Unión Europea es capaz de articular un gobierno común sólido y con capacidad de decisión. Entiendo que muchos opinen que no se puede permitir que Grecia (o España, o quien sea) se gaste millones de euros que tendrán que serle más tarde prestados por países que no intervinieron en su decisión de gastarse toda esa pasta, y que muy probablemente tuvieron que sufrir los inconvenientes del ahorro y la austeridad.

Pero, claro, esa es exactamente la dirección contraria a la que seguimos aquí, donde las administraciones autonómicas multiplican por 19 el gasto público, y donde teníamos mucha prisa por gastarnos el dinero de Bruselas aunque no supiéramos en qué (e hicimos carriles bici). Aquí, donde las farolas de la autopista iluminan el mundo a las 12 de la mañana (tengo fotos), y los funcionarios de la Administración desayunan de 10 a 12. Aquí, donde un Ayuntamiento se puede gastar, sin que nadie diga nada, yo no sé cuántos millones en abrir una calle para meter supercable y, un mes después, volverla a abrir para cambiar el alcantarillado. Aquí, en el país de los mil derechos y las cero obligaciones, de la reivindicación sin esfuerzo, del proyecto sin inteligencia, y del sinopasaná.

Así que acabaremos como Grecia, sí: quizá no con su deuda, pero sí con todo el mundo en la calle, despertados del cálido letargo del Estado Social y sorprendidos de pronto por la constatación empírica de que Hacienda somos todos. Y sin un modelo serio de crecimiento ni de educación, volveremos, como siempre, a parecer ante Europa como esa nación de adolescentes inmaduros con los que sólo se puede contar para bailar la estúpida canción de su perpetuo verano.

6 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Sinopasaná... y va a pasar. Uf.

Fernando dijo...

Hola, Alejandro.

No estoy seguro de que lo que necesite la Unión Europea sea más Unión Europea. Es posbile que bastara con que los Estados cumplieran sus obligaciones, y en concreto que no tuvieran más del 3% de déficit (España ya ronda el 10, creo). Si un miembro de una comunidad incumple sus obligaciones y ello perjudica a toda la comunidad ¿la solución es que los demás se perjudiquen para ayudarle? Mi opinión es que NO.

La crisis actual permite ver que, quizá, la Unión Europea fue demasiado deprisa, que quizá la Unión Monetaria fue demasiado flexible, que no habría que haber bajado la guardia estos años y que ahora se insiste en el error, al tolerar que cualquiera (Grecia, España) viole a lo grande el límite de déficit y de endeudamiento.

Muy bien, siempre, lo de "nación de adolescentes" y lo de "perpetuo verano", cualquier post que acabe así es un buen post.

Alejandro Martín dijo...

Fernando, la paradoja de la Unión Europea es que sólo puede funcionar como Estado, pero para ello tiene que poseer lo único que constituye un Estado: el monopolio de la violencia, es decir, una auténtica autoridad, una verdadera capacidad de coacción. No se puede dejar el défit o la política internacional, por ejemplo, en manos de cosas tan etéreas como el "compromiso" o la "responsabilidad" de los Estados miembros.

Muchos liberales se quejan, con razón, de la burocracia y el gasto de unas instituciones europeas inoperantes. Pero desde mi punto de vista, lo que sobra es Estado local, y lo que falta, Estado europeo. Es así de simple. Y de utópico, claro.

Fernando dijo...

Hola, Alejandro. No creo en un Estado europeo, como tú dices es algo utópico: recordarás que gente tan culta como los franceses y los holandeses votaron no a la Constitución europea. Por ahora, el país del que hablabas en tu post anterior sigue siendo cada una de nuestras naciones, no Europa, y ni siquiera eso, para algunos lo es Cataluña o su Comunidad.

Insisto en lo que dije en mi comentario anterior: todo pasa por cumplir los compromisos que ya tenemos, si esto no se hace ¿cómo plantearse algo más? Si se me permite una comparación maruja, es como unos novios que se plantean vivir juntos pero que no se soportan yendo de viaje.

Alejandro Martín dijo...

Tienes todo el derecho del mundo a no querer un Estado europeo, Fernando. Pero ten en cuenta una cosa: igual de utópico es pensar que los países cumplen sus "compromisos" porque sí, sin una forma de coacción que los obligue a ello en todas las circunstancias.

José Miguel Ridao dijo...

Hola, Alejandro. Una posible forma de coacción sería la amenaza de expulsión de la eurozona. Lo que dice Krugman es verdad: por culpa del euro España no puede devaluar la moneda para ser más competitiva, pero estimo que el euro tiene para nuestro país más pros que contras. En 1993 el gobierno español devaluó tres veces la peseta para intentar reaccionar contra una crisis y tampoco sirvió de mucho. Yo no soy tan pesimista, algo hemos avanzado desde la época anterior al euro. Nuestro déficit y deuda actual son in feriores a los niveles de principios de los 90. El problema es que si queremos estar en un club hay que pagar las cuotas, porque si no nos echan. En cuanto a la unión política, no la veo viable. Hay que centrarse en consolidar la unión económica y monetaria y en perfeccionar los mecanismos de supervisión.

Excelente tu artículo. Un saludo.