Premisa: las estructuras simbólicas y religiosas de los pueblos son las que guían su organización social, política y económica. Justificación: el hombre no sabe naturalmente qué es el mundo ni cómo debe comportarse ante él y con los otros hombres. Luego debe inventarlo todo: su comprensión, su representación de la realidad, sus formas de acción. Esa tarea la lleva a cabo el pensamiento en su fase más elemental (simbólico-religiosa), configurando esquemas básicos que luego se desarrollan.
Cuando contemplamos horrorizados la ruina económica y social de pueblos enteros de la tierra, antes de apresurarnos a entonar el incesante mea culpa heredado del complejo postcolonialista, deberíamos preguntar qué tipo de pensamiento domina esas sociedades y está encargado de su organización. El animismo y el misticismo fideísta generan miseria. Luego son falsos. Sólo la conciencia de la libertad, que es atributo de las estructuras de pensamiento cristianas, genera prosperidad. Luego la libertad es verdadera. Cada vez que reaparece el tedioso debate acerca de las raíces de Europa, se obvia de una manera preocupante que la racionalidad tecnológica y la moralidad universalista son un producto histórico de las formas de representación cristianas y que no son pensables al margen de éstas. Sus productos culturales no se exportan sin un sólido instinto anti-multiculturalista. Mientras lo olvidamos, Occidente se convierte en el laboratorio de todos las aberraciones intelectuales que hoy día se le enfrentan de tú a tú: no hay radical bolivariano ni fanático yihadista que no hay recibido del pensamiento europeo las herramientas intelectuales con las que bendice su guerra contra Occidente.
Pero, en fin, la constatación más obvia del paradójico y ridículo destino del relativismo cultural es el hecho de que, en su guerra contra las perversiones de la sociedad liberal, ni los bolivarianos usan cerbatanas amazónicas ni los yihadistas la gumía. Y es que, mientras se pone en duda la supremacía política, intelectual y moral de Occidente, nadie duda de la del AK-47.
4 comentarios:
Magnífica entrada, y ahora tengo yo que escribir una columna de opinión. Con qué gusto copiaba y pegaba y eso que ganaban mis lectores. Enhorabuena y gracias. Y que los Reyes Magos no se entretengan con multiculturalismos y se porten muy bien contigo.
Muchos países que también fueron colonias están muy lejos de ser pobres hoy en día. EEUU, sin ir más lejos, fue colonia y ahora domina el mundo.Reducir las razones de las desigualdades en el mundo a la mera explotación colonialista (cosa que es de lo más habitual) me parece de una simpleza insultante.
Gracias, Enrique. Los Reyes Magos se han portado muy bien conmigo.
Efectivamente, Víctor. Y el ejemplo de EE.UU. es perfecto: ¿por qué fue pronto una nación próspera? Porque estaba formada por hombres con una conciencia profundísima de la libertad y de la responsabilidad individual, fieles a una disciplinada ética del trabajo y con una clara conciencia de su misión en la historia. En eso los protestantes nos ganan por goleada. Aquí, hasta no hace mucho, ser pobre era una forma de virtud, y la única conciencia del trabajo era servil (el noble posee la tierra, el siervo la trabaja). En fin, todo esto es más complejo, y estaría bien dedicarle más tiempo a darle vueltas.
Las estructuras políticas antidemocráticas que impiden el funcionamiento de la sociedad civil, los fallos en el sistema educativo, el incontrolable crecimiento demográfico y todas los demás problemas que frenan el desarrollo de estos países son en realidad la punta del iceberg de esos sistemas de pensamiento arraigados de los que hablas. Creo que has dado en el clavo.
Un saludo
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