viernes, 17 de abril de 2009

La creación literaria en T.

La vida en T., mi pueblo de adopción, daría para un blog si yo supiera dedicar mi poco ingenio a ilustrar literariamente su excepcional idiosincrasia rústica. De hecho, daría para una novela, para un estudio antropológico, para una texis doctoral. No, no es una errata ni una falta de ortografía. En realidad, es el final de la historia que quería contar hoy. Así que empiezo por el principio:

Charo, mi novia, ha terminado su tesis. Como vivimos lejos de Sevilla, pensó que sería demasiado complicado hacerla encuadernar allí, así que se le ocurrió llevarla a una imprenta de T. Cogimos el coche y allí nos plantamos. De camino, yo iba algo escéptico:

-Charo, esta gente no va ni a saber lo que es eso...

Pero ignoraba cuán limitado era mi escepticismo. Entramos en la imprenta y preguntamos:

-Disculpe, ¿realizan ustedes encuadernaciones de tesis doctorales?

La mujer se sume en un silencio incómodo.

Por fin se lanza:

-Pero eso... como un libro, ¿no?

Yo me doy la vuelta para evitar reírme y me pongo a curiosear entre las carpetas y las clasificadoras. Charo, paciente aunque algo tensa, la corrige:

-Bueno, es una tesis, tiene que ser de pasta dura, ir cosida...

La señora, acostumbrada -supongo yo, en mi maldad- a editar folletos de ferias de ganado, está sobrepasada. Coge el teléfono:

-Mira, es que tengo que consultarlo.

Piii, piiii, piii...

-Oye, mira, que tengo una chica aquí que dice que si encuadernamos...

(A Charo) -¿Cómo has dicho? "Tesis", ¿no?

(Al interlocutor telefónico) -Una tesis. ¿Tú sabes lo que es? ... Bueno, vale, adiós.

(A Charo) -Mira, ahora mismo no sé, tenemos que verlo. Déjame tus datos si te parece.

Entonces la señora empieza a anotar en una libreta el nombre y teléfono de Charo. Y cuando los tiene, remata el episodio:

-Tesis... con "x", ¿no?

12 comentarios:

Javier González dijo...

Bueno, lo cierto es que este lugar es vergonzoso. La cultura aquí brilla por su ausencia. Tener que soportar la fauna de T. tooodos los días es una condena para alguien que intenta ser un "genio". Suerte en este infierno. Nos vemos en los ciclos de poesía.

Alejandro Martín dijo...

Bueno, Charles, no te preocupes. Tampoco es tan malo. Es que yo soy así de cabroncete. Algún día publicaré una entrada elogiando las virtudes de T. y sus gentes, que también las hay. Ánimo, los genios siempre salen adelante.

Óliver Sotos González dijo...

Muy buenas. Charles, T. puede ser tan vergonzoso como tú lo veas. Sólo mira la cantidad de artistas que han nacido allí. Espectacular. Y tampoco hay que intentar ser un genio, total, para ser azul y vivir en un apartamento ridículamente pequeño, y del que sólo pueden salir una vez que hayan frotado la lámpara de aceite, pues como que no merece la pena.

Yo estuve un mes en T. y la verdad es que considero un privilegio haber vivido allí. De todos modos, es tu vida y como tal la vives y la escribes. Mucho ánimo, y recuerda que lo bueno del infierno es que tiene calefacción central y se pueden asar unas buenas chuletas, que brasas no van a faltar, La putada es que la cerveza nunca estará fresca.

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Pues yo estoy en ascuas con ese lugar, parece de lo más literario... Tengo pocas pistas, pero seguiré indagando. A ver si en un diccionario sobre habla popular... Universidad no tiene, seguro.

PENSADORA dijo...

¡toc, toc! con permiso, vengo desde "el espejo de la realidad" y ya me ha hecho gracia esta entrada...

Salu2!

Alejandro Martín dijo...

José Miguel: tienes pistas suficientes para descubrir qué es T. Ánimo. Tiene Universidad Popular, eso sí.

Pensadora: bienvenida. T. es un lugar lleno de cosas divertidas, aunque sólo para contarlas...

Manuelprendes dijo...

Consuélate de tu poco ingenio, que no todos pueden ser garcipavones. Gracias a Dios.
Y aparte, mi enhorabuena a Charo y muchos recuerdos a los dos desde Perú, tierra fecunda en páramos culturales.

Fernando dijo...

Dear Alejandro:

Qué retrato más duro.

Pero anótalo todo, lo bueno y lo malo, lo ridículo y lo dulce, lo estúpido y lo sensato. Anota en tu cuaderno cómo era la bata de la señora, cómo era su mostrador, cómo era la luz de la tienda de encuadernar. Acuérdate de Proust. A lo mejor, cuando pasen los años, cuando logres plaza en S. y escapes del infierno manchego para siempre, entonces a lo mejor, a los 50, empieces a añorar aquellos años, estos años, y te animes a escribir un dulce En busca del tiempo perdido en La Mancha, y al llegar a la escena de la texis te preguntes: ¿cómo era la señora? ¿cómo era la luz de la tienda? ¿cómo era el olor de aquello?, mientras miras con cansancio las calles de S., más allá de la ventana.

Alejandro Martín dijo...

Hombre, Prendes, ¡qué alegría saber de ti! Un abrazo

Fernando, tío, no me digas eso, que yo me pongo melancólico en seguida pensando esas cosas...
Además, soy el primero en celebrar cada día la suerte que tengo con todo esto, sé que un día lo echaré de menos, y te confieso que tengo un par de entradas pensadas sobre las cosas hermosas y buenas de mi tierra de acogida. Sólo que no tienen tanta gracia.

Fernando dijo...

"Tengo un par de entradas pensadas sobre las cosas hermosas y buenas de mi tierra de acogida. Sólo que no tienen tanta gracia".Vaya. Espero que esto no sea el típico sentimiento de los intelectuales de que lo feo es interesante y lo bonito es aburrido.

No es así, ¿no?

Alejandro Martín dijo...

No, Fernando, es que me divierte meterme un poco con La Mancha. Nada más. Mis amigos de aquí ya llaman a su propio pueblo "T."

Fernando dijo...

Menos mal.

Me alegro.

Gracias.