domingo, 24 de mayo de 2009

Tesis, antítesis y síntesis

La ministra Aído, que tiene conexión directa con los fundamentos científicos de la realidad,


ha afirmado, como es sabido, que el embrión es un ser vivo, pero no un ser humano, y ha basado tal distingo en la revelación de la mismísima Ciencia, que ella conoce bien de su intenso trabajo en el laboratorio.

Pero el caso es que, discutiendo hace unas semanas en el blog de Santiago, me enteré de que el embrión es “humano”, pero no un ser humano.

¿Cómo superar la encrucijada dialéctica? Sólo uno es capaz…



Georg Wilhelm Friedrich Hegel. 1770-1831. Nationality: German

Group Alliances:“Genocidal” German Idealists, “Abominable” Absolute Idealists

AKA: Hateful Hegel, "Stay Still" Hegel, "Great While Fighting" Hegel, The Antithesis with Fifty Fists

Powers: he is infinite

Weaknesses: he is finite

Notes: These figures are highly collectible, so people who buy them now can expect them to become more and more valuable as time passes

17 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

La verdad es que no se explican muy bien. Lo que quieren decir es algo tan sencillo como que un embrión no es una PERSONA. Lo que hay que tener en cuenta es que, al menos hasta las semanas 16-18 no empiezan a formarse las CONEXIONES interneuronales, y por lo tanto, un embrión o feto de menos de ese tiempo no tiene NADA parecido a una "mente". Es un ser humano (claro, ¡no es una liebre!), pero no es una "ser" en el sentido del "dasein" heideggeriano (o sea, una persona, con su autoconsciencia y demás).
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Puedes consultar en mi blog este argumento (y otros relacionados).

http://abordodelottoneurath.blogspot.com/2009/04/los-antiabortistas-no-creen-en-realidad.html

Un saludo

Santiago dijo...

Hola:

Efectivamente. Una cosa es pertenecer a la especie homo sapiens (todas las células de mi cuerpo pertenecen a esa especie, no van a pertenecer a una vaca) y otra es ser un ser humano como persona sujeta a derechos.

"Embrión" es un término científico para referirse a algo que está en un momento concreto del espacio y del tiempo, mientras que "ser humano" es un concepto filosófico (o jurídico si de lo que se trata es de legislar) que, en función de cómo lo definas, tendrá un referente u otro.

P.D.: No quiero defender a la ministra, la cual, seguramente, no tiene ni puta idea de lo que habla, como muchos contertulios que han salido comentando estas desafortunadas afirmaciones en diversos programas. El otro día estuve viendo la Mirada Crítica y...

Un saludo.

oliver sotos gonzález dijo...

¿Y qué más da? Tengo un amigo publicista, y recuerdo que cuando salió la primera campaña publicitaria de amena, la de El Chaval de la Peca con su versión de "Libre" de Nino Bravo me dijo:"cuando no sepas comunicar algo, dilo cantando". A día de hoy la mayoría de los spots publicitarios lo dicen todo cantando. Hemos cambiado. Yo creo que a nivel político tanto a unos como a otros les pasa algo parecido.

Como no tienen nada que ofrecer, vamos a tirar de frentismo, que a fin de cuentas es el voto fácil: "mirad la mierda como sale de la casa del otro, ¿queréis tener esa mierda? Votadme". ¿Qué puedo proponer para limpiarla? ¿Y a quién le importa?

La prueba: López Aguilar hablando de Dobermans y Rajoy de inquisidores del siglo XXI.

Sobre el aborto, llamadme asesino, porque yo estoy de acuerdo con la ley. Aunque las bases de las que parte la ministra súper cool a mí no me convencen. Si bien seguro que es la manera de sacar votos. Lo peor de todo es que pienso que ni ella misma se cree aquéllo que dice. Pero el sofisma se ha instalado en nosotros y creo que ni siquiera somos conscientes de ello.

Y un apunte más, no creo que sea cuestión de ideologías (eso queda ya tan lejos). ¿Qué pensáis de que una niña de 16 años se pueda aumentar el pecho sin el consentimiento de los padres? Pues la mayoría de edad sanitaria (por así llamarla) la aprobó el PP.

Por eso creo que no debemos partir de la ciencia. Es un tema social. La ideología es algo tan absoluto que queda sumamente diluído entre los grises del día a día. Ampararse en el absoluto para justificar temas sociales ubicados, según mi punto de vista, en la relatividad de lo cotidiano me parece un craso error (y claro, al decir yo esto, caigo en lo que estoy criticando, pero a fin de cuentas soy un ser humano, aunque no pueda certificar desde cuando).

Alejandro Martín dijo...

Jesús: ya conocía tu artículo. Pienso que los sentimientos no son nunca base para ningún juicio moral consistente. Por tanto, lo que nos provoque o deje de provocar la visión de un embrión no tiene nada que ver con la cuestión de si es o no persona.

Por otro lado, considero muy discutible que las conexiones interneuronales o la mente nos constituyan en sujetos de derechos. Creo que siempre hay un salto lógico, que sólo puede superarse en otro plano: el de la reflexión moral.

Santiago: conozco tu postura (no en vano tuvimos una discusión de cuarenta y tantos comentarios en tu blog). Y tú ya sabes lo que yo opino. En todo caso, creo que la ministra es un ejemplo aterrador del batiburrillo conceptual en que hemos permitido que se convierta lo que debía ser un debate realmente complejo y serio. Ahora que venga Hegel with absolute spirit a sacarnos de ahí...

Óliver: no sé si acabo de entender todo lo que dices. Pero si te parece bien la ley, no sé por qué te parece mal lo que dice la ministra. Al fin y al cabo, la única justificación que tiene esa ley es que el embrión sea un mero "ser vivo" (y no una persona).

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

El problema es que no hay NADA que garantice que podamos emitir "juicios morales consistentes": TODO lo que tenemos para elaborar juicios morales son dos cosas:

a) nuestras reacciones emocionales (involuntarias): algunas cosas nos producen la emoción de rechazo, y otras la emoción de aprobación; esto se basa en nuestra biología y en las peculiaridades de la educación y biografía de cada uno, y ni lo uno ni lo otro GARANTIZAN que las emociones morales en cuestión vayan a ser experimentadas por nosotros de modo LÓGICAMENTE CONSISTENTE.

b) el razonamiento a partir de ESAS emociones morales (no tenemos ningún sitio del que sacar OTRAS); lo que hacemos con el razonamiento es forzar a nuestra imaginación a que, en lugar de tener en cuenta sólo el CASO que estamos viendo o en que estamos pensando, tenga en cuenta TAMBIÉN los hechos que SE SIGUEN de ese caso (o sea, sus consecuencias, lógicas o causales); pero la EVALUACIÓN a la que nos lleva el razonamiento siempre se basa en la PONDERACIÓN de unas emociones morales frente a otras. Como éstas no tienen por qué ser consistentes desde el principio, es posible que los juicios morales a los que lleguemos sean IRREMEDIABLEMENTE inconsistentes entre sí. De hecho, esto es simplemente lo que experimentamos cada vez que tenemos un DILEMA moral: ante una determinada situación, vemos que TODAS las opciones llevan a situaciones que nos producen la emoción de "rechazo moral", y ningún criterio LÓGICO puede ayudarnos a elegir entre ellas. Simplemente elegiremos (en general) aquella para la que la emoción de rechazo sea más soportable.

Alejandro Martín dijo...

Te contesto con otra entrada, Jesús.

oliver sotos gonzález dijo...

Alejandro, yo creo que es la única justificación que tú ves desde las alturas de la metafísica.

No estoy hablando del derecho a la vida (ya sólo por pronunciar esas palabras me está saliendo una urticaria impresionante). El caso es que tenía (y tengo) una explicación de cómo se podría concebir una ley así. Quería haberlo expuesto antes, pero ando más liado que la pata de un romano. Aunque, tras leer tu último post, sinceramente no me apetece ni exponerlo.

Estamos en posiciones tan opuestas, que no somos capaces de tender una mano al entendimiento, a poder compaginar la cuántica con la relatividad. Simplemente estamos intentando demostrar que una de las dos es válida, y también intentamos demostrar con ello que, o bien la relatividad, o bien la cuántica, es la única teoría aplicable a la realidad.

Vale, es posible que sea así.

Y con respecto a los planteamientos Kantianos, lo que sucede es que yo tengo la teoría de que hemos crecido gracias al pensamiento de nuestros antepasados, pero mi pregunta es ¿se le puede dar una vuelta de tuerca a lo que pensaban? Una cosa es su modo en que conjugan su pensamiento, y eso nos puede ayudar, y otra muy diferente lo que piensan, ya que yo creo que la sociedad de Kant era muy diferente a la de hoy, con lo que otra pregunta me nace: ¿por ello podría estar limitado su pensamiento en comparación con la sociedad en la que vivimos ahora?

Lo que quiero decir es que me he metido en un berenjenal de mil pares de cojones, y me gustaría que me respondieras a esta pregunta, porque tienes conocimientos de filosofía que yo no tengo. Así que es posible que haya dicho una auténtica barbaridad, aunque, por el mero hecho de serlo, me gusta haberla planteado.

Y retomando el tema del aborto, ahora no me apetece seguir por este camino. A día de hoy lleva a un callejón sin salida entre nosotros, y vamos de espaldas y sin intención de mirarnos a la cara. Por lo que prefiero dejarlo ahí, estamos en las antípodas del concepto, y ya.

Prefiero tomarme unas cuantas cervezas negras en el sitio del otro día y conversar un rato. Eso estaría de puta madre. Eso sí, mejor si quedamos un fin de semana, porque los jueves me dejan matao al día siguiente.

Alejandro Martín dijo...

Óliver: lo hablamos cuando quieras. Pero creo que no estás siendo justo en la discusión: yo expongo argumentos (que son la única manera que veo de “tender una mano al entendimiento”). Tú sólo me dices que estoy en las “alturas de la metafísica” y que Kant era de una sociedad muy distinta a la nuestra. Por lo demás, claro que la sociedad limita el punto de vista de los filósofos, pero lo que hace grande a un filósofo es justamente la capacidad que tienen algunas de sus ideas para seguir siendo actuales, más allá de su época.

Jesús: no tengo problema en aceptar lo que dices sobre las emociones, siempre que se entienda por tales algo más amplio que la mera conmoción física del momento. Si la vecina vieja y coñazo a la que odio se cae en medio de la calle, mi emoción puede ser positiva, pero sé que mi deber es ayudarla y lo haré en la medida en que pueda. Si le pongo los cuernos a mi mujer con su hermana, puedo estar muy gratamente emocionado con la aventura, pero sé que soy un cabrón. ¿Por qué? Porque siento otro tipo de emoción: la que me produce guiar mi vida de acuerdo a cierto “instinto racional”, que me permite comportarme de acuerdo a un criterio que yo mismo me he marcado y que puedo imponer a mis emociones y sentimientos particulares.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Claro, Alejandro, es que TODO eso son emociones (el SENTIMIENTO del deber ES una emoción; ¿qué otra cosa puede ser?).
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Lo que hace la razón, el pensamiento deliberativo, es CONTRAPESAR unas emociones con otras, y decidir cuál tiene más peso, pero no AÑADE criterios nuevos. Si el juicio "debes tratar a todo el mundo igual" te dejara COMPLETAMENTE frío, es decir, si no SINTIERAS ese "deber", es que no lo CONSIDERAS un deber para ti.
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Lo que me parece TOTALMENTE DUDOSO es lo de la idea de que los criterios morales podemos, o bien "marcárnoslos a nosotros mismos", o bien... no sé, ¿"copiar" los de otros? (y cuando lo copias, ¿no lo copias TÚ MISMO, autónomamente?).

oliver sotos gonzález dijo...

Alejandro, siento ser injusto, porque lo estoy siendo.

Es que creo que sé a dónde van a parar todas estas exposiciones de razones particulares: al callejón sin salida.

Me ha dado la impresión de que por mucho que expusiera mis razones, yo las basaría en un punto de partida y tú en otro (de hecho, así ha sido, ya que yo lo he planteado desde el punto de vista social y de la demagogia de todos los políticos de hoy en día, que nada tiene que ver con los planteamientos que tú haces ni en la consistencia de tus argumentos), con lo que al partir de diferentes lugares, nunca llegaremos al mismo sitio.

Y tienes razón, estoy siendo injusto. Tú has expuesto tus razones y yo no. Pero es que este tipo de situaciones ya las he visto antes, entonces mi reto sería partir de tu punto de vista y llegar al mío (o viceversa), pero claro, ciencia ficción también hay. Y por el momento no sé cómo hacerlo, y alguna vez lo he intentado hacer (no contigo, ya lo sé) y al final he tenido que zanjar la conversación como ahora porque creo que no llevaba a ninguna parte.

Por lo que prefiero callarme, que por mucho que diga el debate creo seguirá siendo estéril.

Lo siento mucho Alejandro, pero considero que hablamos de cosas diferentes y por lo tanto no creo merezca la pena seguir.

Alejandro Martín dijo...

Jesús: no entiendo muy bien a qué te refieres cuando explicas lo que te "parece TOTALMENTE dudoso". Quise decir que es un tipo peculiar de placer (y de emoción, claro) el poder guiar la propia vida siguiendo un criterio que a uno le parece moralmente valioso (p.ej., ser generoso o mostrarse tolerante) incluso cuando se entrecrucen otras emociones más "repentinas" (pereza, hastío, ira...). Es algo así como el que ha decidido ir al gimnasio y va incluso cuando tiene ganas de hartarse de bollos en el sofá...

Óliver: ¿qué puedo decir? Discutir es arriesgarse a no entenderse. Si crees que no merece la pena, estás en tu derecho (y yo, además, te lo agradezco, porque esas discusiones sobre el aborto son agotadoras...)

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Mi duda se refiere a cómo distinguir cúando sigues un criterio "que has marcado tú mismo", y cuándo sigues un criterio que "han marcado otros por ti". Hay una correlación muy fuerte entre el sentimiento de CERTEZA en los propios criterios, y el sentimiento de HABERLOS ADOPTADO DE MANERA AUTÓNOMA, no DEBIDO a la influencia de los demás. Es decir, quien adopta un criterio A CAUSA de la influencia de los demás, PERO está muy convencido de que el criterio es el correcto, piensa INEVITABLEMENTE que no ha sido la influencia de los demás la CAUSA de que él haya adoptado el criterio, sino el RAZONAMIENTO que le ha llevado a él y LA VALIDEZ OBJETIVA del criterio mismo.
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En tal caso, ¿cómo DISTINGUIR al que adopta un criterio "de manera autónoma" del que lo hace "de manera heterónoma"?

Anónimo dijo...

Ya te lo digo yo Jesús:
Se distingue cuando alguien ofrece una parrafada indescifrable para justificar algo que hace a sabiendas de que está mal (autónomo) porque sabe que joder al vecino (heterónomo) jode mucho por aquello (tan difícil de entender por algunos -heterónomo-) de que "no hagas lo que no te gustaría que te hicieran".

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

De toda tu explicación, creo que lo único NECESARIO es lo de "a sabiendas de que está mal".
¿La autonomía consiste entonces SÓLO en saber (o "creer") que tal o cual cosa está mal o está bien? No veo qué tiene eso de AUTONOMÍA. ¿Qué hay de DIFERENTE en la seguridad con la que uno quema brujas SABIENDO QUE LO QUE HACE ESTÁ BIEN, y la seguridad con la que se deja quemar por no renunciar a sus dogmas, SABIENDO también que lo que hace está bien? ¿Qué diferencia hay entre SABER que dejar a las mujeres ir con el pelo suelto está mal porque así lo has aprendido desde pequeñito, y SABER que es justo luchar contra la opresión?
"Saber", todo el mundo que está seguro de algo dice que lo "sabe". ¿Son TODOS ellos "autónomos"? ¿Cómo distinguir al "heterónomo"?

Alejandro Martín dijo...

Ups... el comentario de cambiosocialya me recuerda que dejé este asunto sin contestar. Bueno, para mí lo fundamental no es la causa (vale decir: el origen) de la elección, porque seguramente todo lo que afirmamos y somos viene, de algún modo, "de fuera". Lo que hace de una elección "autónoma" es que seamos capaces de afirmarla por nosotros mismos, y no por razón de otro. Por seguir con el ejemplo de antes: a lo mejor mis padres me han inculcado la idea de que hay que estar sano y fuerte, y esa es la causa de que vaya al gimnasio, pero en la medida en que hago mía esa idea y la afirmo como propia, estoy actuando autónomamente. Esto vale en general para el tema de la moral y de la religión...

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Alejandro:
es que tu explicación NO EXPLICA, sólo hace una PARÁFRASIS. ¿Qué quiere decir que "haces TUYA una idea" o que "la afirmas como PROPIA"?
Una idea, o la crees, o no la crees. Puedes haber RAZONADO más o menos para llegar a creerla, pero NUNCA puedes dar un "razonamiento definitivo" (siempre tienes que basarte en algo en lo que crees si poder dar un argumento). Así que, ¿qué es una idea "propia"?

Anónimo dijo...

Gracias por la respuesta, que a mi desde luego me vale por coherente, sin embargo estoy seguro de que a Jesús no le satisfacerá, como siempre. De un momento a colación la moral de la mantis religiosa, te lo digo yo :)

Un saludo y enhorabuena por el blog, que he descubierto hoy.