lunes, 20 de julio de 2009

Muy por encima de su clara forma

Cuando vine a vivir a La Mancha, recordé que un amigo de mis padres solía hablar de "la belleza metafísica de Castilla". Lo entendí en invierno, mientras atravesaba con el coche estos parajes desnudos, donde los ojos, ante la nada grisácea de los campos, se vuelven sobre el propio pensamiento. Aparecen, como en el poema de Claudio Rodríguez, "muy por encima de su clara forma". Pero la estación cálida desvela ahora la belleza sensible de Castilla: el trigo está intensamente verde; aquí y allá se extienden mantos de amapolas rojísimas que cubren como una plaga los campos. Y es como si el Espíritu hubiera estado aguardando este momento para desdecirse, para mostrar que todo páramo desolado es un preludio, el preámbulo de la fiesta total de los sentidos.










1 comentario:

José Miguel Ridao dijo...

Bonito texto. Creía que la Mancha era árida en verano, como el sur.