El viento arrastra, en el bosque de invierno,
como un pastor, los rebaños de copos,
y algún abeto intuye qué ligero
se está haciendo sagrado y luminoso.
Está a la escucha. A los blancos senderos
les dispone sus ramas como alfombras
y crece contra el viento, pretendiendo
tocar la sola Noche de la Gloria.
(Rilke)
(Es treibt der Wind im Winterwalde / Die Flockenherde wie ein Hirt, / Und manche Tanne ahnt, wie balde/ Sie fromm und lichterheilig wird. / Sie lauscht hinaus. Den weißen Wegen / Streckt sie die Zweige hin bereit / Und wehrt dem Wind und wächst entgegen / Der einen Nacht der Herrlichkeit).
