Hoy he hecho un paréntesis en mi vida de profesor -que, como todo el mundo sabe, tiende a la vagancia, la dejadez y la desinformación- y me he puesto a curiosear lo que ofrece la red sobre educación, estrategias en el aula, recursos pedadógicos, etc. Dejo para otro día una reflexión más extensa sobre los que enseñan a enseñar. De momento os dejo esta perla acerca de cómo debe afrontar un profesor el ataque de un chavalín, perla que selecciono entre muchas otras del fondo de un auténtico mar de sabiduría. Señalo en negrita mis frases preferidas. Ahí va:
"Lo primero es crear un espacio físico entre el alumno y el profesor, basta con echarse un paso atrás. En caso de un segundo puñetazo el profesor debe defenderse sin pegar al niño (evitar los golpes, inmovilizarle sin agredirle), inmediatamente se le dice que si puede refrenar sus impulsos, los dos podrán explicarse con tranquilidad. De esta forma se dará cuenta que la interrupción del ataque llevará consigo una recompensa inmediata (la posibilidad de decir algo) y no un fuerte castigo inmediato. Una vez que el alumno se haya calmado el profesor tratará el tema con perfecta objetividad, sin dar muestras de enfado o de sentirse ofendido".
(http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/biblioteca/l_1343/enLinea/8.htm)
5 comentarios:
Acojonante... o sea. Toda una apología del masoquismo.
Jajaja...
Falta "En caso de que el niño le golpeé repetidamente en los testículos con un mazo pídale, con palabras sosegadas y lenguaje pausado, que medite sobre la inmoralidad de su acción"
Estamos llegando al absurdo.
Hola, Alejandro, ¿el que escribe eso lo hace por una experiencia propia?, ¿es -al menos- profesor? Apostaría a que la respuesta, en ambos casos, es NO.
Cristianismo en estado puro :)
Yo encuentro más sencillo, brillante, expresivo, el decir que se usen reptiles( por aquello de sangre fria) total, tambien serìa más barato...
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