miércoles, 17 de junio de 2009

Mi amigo Otegi y el nacionalismo asimétrico

Soy amigo de Arnaldo Otegi, sólo que él no lo sabe. A ver… resulta que un día vi una noticia en la tele en la que éste salía participando en no sé qué homenaje a no sé qué etarra. Así que me fui a dormir cabreadísimo con el incomprensible fanatismo de esta gente. Pero esa noche tuve un sueño: en él, Otegi y yo éramos viejos amigos. Cuando me acerqué a saludarlo después de un mitin, me abrazó y regaló un libro sobre Historia de España (!). Al despertar, estaba reconciliado emocionalmente con él y, aunque hace años de esto, no consigo –haga lo que haga y diga lo que diga– sentirle antipatía. (Si algún día consiguiéramos controlar los sueños de la gente, ¿no sería éste un método maravilloso para crear paz y amor en el mundo…?)

Pero bueno, le dejaremos esto a mi psicoterapeuta. El caso es que hace un par de días vi –con ojos fraternales, naturalmente– la entrevista que le hizo a Otegi el Follonero y que tanta polémica suscitó. Yo no sé si era para tanto o para más, pero de lo que no me cabe la menor duda es de que el Follonero le podía haber dado tanta caña –por lo menos– como a la Iglesia, al Opus y a Jiménez Losantos. Pero no: a Otegi le podía tutear, decir cosas como “joder tío” y la conversación transcurría en el plan buen rollo de la izquierda cool.

Me quedo con un detalle de la entrevista: el único momento comprometido tiene lugar cuando el Follonero le sugiere “echarle huevos” un día y condenar la violencia, a lo que Otegi responde: “es muy español eso de los huevos, y la testosterona”. Vaya, hombre. Y mira que Sabino Arana dejó claro que los españoles éramos unos afeminados y los vascos unos tiarrones viriles. Pero bueno, testiculocéntricos o maricas, el caso es que somos un asco. En este tipo de detalles creo que se desvela la verdadera naturaleza del nacionalismo separatista, que nunca es simétrico. No basta con señalar que hay dos naciones diferentes. Es necesario crear jerarquías, establecer juicios de valor divergentes. La pureza de la izquierda vasca, comprometida con las mujeres, los obreros y los bosques, frente al falocentrismo nacionalcatólico, monárquico, bananero, taurino de la casposa Iberia. Distinguir es distinguirse. Y es esta disposición moral, esa previa satanización de lo otro y autoveneración totémica, la que permite convertir una abstracción estúpida en una profunda necesidad espiritual, y la que hace que estos sujetos puedan, con igual fervor, defender la flora de los Pirineos y crear huérfanos y mutilados. Tiene huevos la cosa.

8 comentarios:

Fernando dijo...

Hola, Alejandro. No ví la entrevista, no tenía noticia de ella, así que todo lo que puedo comentar sobre ella es lo que he leído en tu post.

Deberías contarnos si tu amigo se reveló como un señor interesante o aburrido, como un tío de cultura o analfabeto. Siempre que he leído entrevistas con los batasunos y -en parte- con casi todos los nacionalistas vascos, me han parecido gente con un discurso breve, 3 ideas repetidas 100 veces desde todos los puntos de vista. Se hable de toros, de viajes, de cine, todo acaba reducido a pueblo-oprimido-Estados-opresores-conflicto-solución-del-conflicto-diálogo.

Sería interesante saber si en este caso ocurrió lo mismo, o si te pareció que tu amigo tenía mayor amplitud de miras.

Máximo Silencio dijo...

He visto el video pero el Follonero lo ha tratado con una mezcla de sarcasmo y mala leche pero
nunca con un sentimiento amistoso.

Lo que nunca entenderé, no porque no sea cierto sino porque soy muy cabezota. Si la unión hace la fuerza, porque nos empeñamos en separarnos.

Alejandro Martín dijo...

A ver, Fernando... la entrevista era una chorrada porque era para un programa de coña. La puedes ver en youtube, de todas formas. Son 5 minutos.

Lo de esta gente es paradójico: encuentro en ellos, por un lado, un fuerte intelectualismo, más alto que la media, pues al fin y al cabo son gente ideológicamente muy definida, y la ideología necesita ideas. Pero, por otro lado, una adhesión ciega a consignas simbólicas y emocionales no justificadas, y una falta absoluta de respeto por el sentido moral común, que nos hace ver a los demás la barbaridad que supone -por muy legítima que puedan ser nuestras aspiraciones políticas- ir poniendo bombas por ahí, o que otros las pongan y no decir nada.

Antonio: tal vez tengas razón y yo exagero. Sí que le da caña, aunque percibo cierto aire de colegueo que entiendo que haya molestado a algunos.

Fernando dijo...

Querido Alejandro:

Hay ideologías y hay consignas. Es como los católicos o los comunistas: el pensamiento de referencia podrá ser muy rico, muy complejo, pero la mayoría de la gente que lo profesa lo simplifica en 5 o 6 ideillas con las que discutir.

En el caso del nacionalismo, en general, y del vasco, en particular, y del batasuno, en concreto, yo creo que no hay propiamente un corpus complejo, sino unos principios simples. Eso es compatible con saber mucho de filología o de cultura o de historia de su pueblo, pero la ideologia, propiamente, es simple. Quizá eso es lo que ayude a que, como tú bien dices, sea gente muy ideologizada.

Adaldrida dijo...

qué gran entrada, Ale. Cuánta razón.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sólo he podido resistir el principio de la entrevista, pero ya basta para ver claramente cómo se delata el tal Follonero, que en este caso no es más que una metáfora. Una metáfora de toda esa gente que al tiempo que se muestra muy agresiva con la derecha política y compañía, a la vez es tremendamente respetuosa con batasunos y demás subespecies del estercolero. Una de dos: o el Follonero & co. no es más que un acojonado ante Otegui que desvía su agresividad hacia otros rivales menos intimidantes (PP, la Igklesia, etc.), o bien no ve a Otegui como un adversario.

saludos

E. G-Máiquez dijo...

A mí (y a mis nervios) el método sueño (¡con libro de regalo incluido!) me vendría muy bien. ¿Hay manual de instrucciones?

Alejandro Martín dijo...

Horrach, eso mismo sospecho yo...

Enrique, habría que ir probando para perfeccionar la idea. Podríamos ensayar con el propio Otegi: el método consistiría en hacerle soñar con Fernando, Isabel y Franco bailando al compás de Manolo Escobar. Lo mismo el tío se despierta y se ha reconciliado con todos los monstruos de la España inmortal...