domingo, 3 de octubre de 2010

Diálogos platónicos en T.

Me dirijo a una conocida sala de T., el lugar de La Mancha donde vivo, a escuchar un concierto de rock. Tocan Las aspiradoras, una banda compuesta por músicos de Daimiel y de Toledo, y The Satelliters, un grupo alemán de "garage rock" que empezó a tocar a principios de los noventa. Es la primera vez que puedo asistir a un concierto en esta legendaria sala, así que, con la emoción, llego media hora antes. En la puerta del local me encuentro un tipo con pinta de rebelde noventero. Lleva chaqueta de cuero y tiene cara de dar positivo en casi cualquier control de casi cualquier cosa. Le pregunto cuándo se abre la sala, nos presentamos, y comienza el siguiente diálogo:
-Soy Chucho.
-Yo, Alejandro.
Mientras digo mi nombre, caigo en que "Chucho" no es un mote, ni un nombre propio, sino el nombre que reciben aquellos daimieleños que dependen de la parroquia de Santa María (frente a los "Borregos", que son los daimieleños que dependen de la parroquia de San Pedro). Entonces, como me puede el deseo de no ser descortés, le digo: "Ah, de Daimiel. Yo trabajo allí de profesor".
El tipo se muestra sorprendido y trata de explicarme dónde vive. Pero no lo consigue. Empieza a enumerar caóticamente lugares y calles de Ciudad Real, Manzanares, y otras cuantas ciudades manchegas, hasta que desiste:
-"¿Y de qué eres profesor?"
Dudo si debo responderle o no. Pero, como no aprendo, me animo:
-"De filosofía".
-"¡Hostia! ¿Y cuál es el filósofo que más te gusta?".
Vuelvo a dudar, pero esta vez la duda viene con cierta ansiedad.
-"Kant" -titubeo.
-"¡Hostia! ¡¡Un chinaco!! ¿Y no te gusta más... Gasset?
Noto que la ansiedad empieza a convertirse en un auténtico malestar físico. Quiero terminar cuanto antes esta conversación. Pero el tipo continúa:
-"Dime una frase de Kant".
Ahora sí que me encuentro mal. Intento evitarlo, miro hacia el interior de la sala y expreso mi intención de tomarme una cerveza. Tengo la esperanza de que, como está drogado, se le olvide la pregunta. Pero no, insiste:
-"Pero dime una frase o algo del Kant ese"
Así que cedo. Pienso en algo sencillo:
-"Te voy a decir lo que pone en su epitafio: dos cosas me llenan de admiración: el cielo estrellado sobre mí, y la ley moral dentro de mí.
Como veo que no reacciona, añado:
-"¿Qué me dices?."
-"¿Qué te voy a decir, macho? Lo has dicho tú tó".

6 comentarios:

Ángel dijo...

Te ha quedado un post rocambolesco y estupendo. Cada día me sorprende más tu estilo y versatilidad. Cualquier día de estos les leo algo tuyo a mis alumnos, y ya lo digo yo tó.

Mercuzzio dijo...

Conversación de besugos:

Besugo 1: Glup, Glup, Glup.

Besugo 2: Glup.

¿Cuál es el besugo más inteligente?

Si has respondido "dos". ¡Enhorabuena! Eres besugo por consideración, por no dejar feo al otro, por responder ante la mediocridad con lo que mejor de ti, aunque no sea lo máximo que puedas dar.

Bueno, hoy no estoy inspirado, lo siento. Felicidades por tu blog. Muy interesante. Lo descubro gracias a un compañero de clase, profesor de filosofía. Si no te importa, me hago fiel tuyo.

Un saludo.

PD. También soy "chucho", pero de los que pisan la Parroquia. ¿Se puede tener un filósofo favorito? Como poderse se puede, pero...

Santiago dijo...

¿Kant? Tenías que haberle dicho: Friedrich Schleiermacher, sobre todo, en su interpretación de los evangelios sinópticos como "Verständnis der Gottheit als Ganzes". Así, quizá la conversación habría terminado antes.

Un saludo.

Fernando dijo...

Pero ¿oísteis juntos el concierto?

(Me hizo gracia el comentario de Santiago: creo que habría sido la solución perfecta)

Alejandro Martín dijo...

Vale, tenéis razón, mi respuesta no estuvo inspirada. Debería haber pensado algo más sofisticado, como lo que sugiere Santiago. También podría haberle citado alguna guarrada bestia del Marqués de Sade, y entonces seguro que esta entrada hubiera dado mucho más de sí, literariamente hablando...

Un saludo a todos

E. G-Máiquez dijo...

Lo has dicho tó.