jueves, 11 de noviembre de 2010
El Sáhara Occidental
Uno entiende que la política exterior de un país tiene que atender a argumentos pragmáticos, y no sólo a grandes principios morales. Sin embargo, la coherencia histórica y la sabia elección de los aliados combina ambas exigencias y vuelve incomprensible el hecho de que un país, responsable de la mala descolonización del Sáhara, aborde lo que está ocurriendo allí con esa moral congelada que hay en todo lenguaje que evita la palabra "condena" ante lo que a todas luces es una injusticia y una canallada, arrugado ante las posibles represalias del régimen marroquí, ese sultanato que chantajea en la cuestión migratoria y pesquera para conseguir de España esta penosa mansedumbre. Cuando uno lee la prensa internacional, da pena comprobar qué poco importa ya España en este asunto, uno de los pocos donde aún podía tener una voz coherente. Una pena más en este país de pena.
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