domingo, 7 de noviembre de 2010

Resumen del fin de semana

El sábado comienza cubierto de niebla en T. Pero conforme avanzan la mañana y el autobús, clarea. Ya en Madrid hace un sol radiante. El saxofonista de Miguel Ríos toca, para presentarse, unas pocas notas del Himno Nacional: se hace el silencio en el auditorio. Para romper la tensión, Ríos bromea: "aunque no lo parezca, es republicano". Entonces la gente ríe, aliviada. Pienso en lo patético que resulta este país. El domingo, leo la prensa: según El Mundo, las plazas del centro de Santiago se llenaron; pero según El País, estaban casi vacías. Así que ni frío ni calor: cero grados. Paso la página: Felipe González lleva veinte años haciendo examen de conciencia. Es lo que tiene perder la fe pero no la conciencia: uno sigue confesándose pero nunca obtiene la absolución. Un tal Juan G. Bedoya escribe un artículo muy enfadado con Ratzinger porque éste se quejaba del "laicismo agresivo" que hay en España, y para mostrar que no es así, habla de la connivencia católica con Franco, se queja del gasto que genera la visita, asegura que el actual gobierno ha tratado a la Iglesia mejor que cualquier otro gobierno anterior, y termina llamándolo "ignorante", "irresponsable" y "execrable". De fondo (en Barcelona), suenan las letrillas populares que corean una pandilla de amantes de la libertad: "Esta catedral la vamos a quemar". De regreso a T., recuerdo con cariño este fin de semana en esa ciudad frenética: la música, la noche madrileña, el paisaje por la ventana del autobús. Al fin y al cabo, cuando se cierra el periódico y se apaga la tele, todo vuelve a ser más tranquilo, hermoso y apacible.

4 comentarios:

Ángel dijo...

Qué grande.

Mercuzzio dijo...

Interesante reflexión, Alejandro. Muy diciente.

Esa es la incoherencia y la hipocresía de nuestra sociedad.

Como me decía una alumna de Primero de Bachillerato esta mañana: "Generalmente todos somos ignorantes y mediocres."

Unos más que otros.

Saludos.

Muerto y Silencioso dijo...

Yo quisiera recortar un terruño y largarme flotando sobre él, a la deriva, a la deriva... Cada día soporto menos este país.

España es mentira.

Alejandro Martín dijo...

Saludos a los tres, y gracias por pasaros por aquí.

Mercuzzio: genial la frase de tu alumna.

Un abrazo