viernes, 22 de abril de 2011

Tiempo presente

En Sevilla no hemos tenido "madrugá", ni en general Semana Santa, al menos sociológicamente hablando. Lo cual es inquietante, pues uno termina las vacaciones con la sensación de que no ha pasado nada de lo que se supone que tendría que pasar. No ha parado de llover y desde la ventana de mi cuarto veo cómo se llena de agua sucia la piscina que están construyendo mis padres. Me paseo por la casa y miro la estantería de mi cuarto de cuando niño, y reconozco los libros de Verne, los cuentos de los hermanos Grimm, un montón de tebeos... Y también los de la adolescencia: la Odisea, Erasmo, una antología de textos de Marx... en fin, un batiburrillo de cosas inconexas que, sin embargo, tienen un sentido muy definido para mí. De algún modo, los libros que recuerdo trazan mi biografía autoconsciente e iluminan momentos muy precisos de mi pasado. Dejan huecos, por supuesto, que lleno con otro batiburrillo de cosas igualmente inconexas. Es el narcisismo de la memoria, que se empeña en sostener la imagen del yo sobre el deseo de algo que nunca fue como creo. Entre la nostalgia -el deseo del pasado- y el anhelo -el deseo del futuro- la ansiedad nos aleja de la serenidad: el deseo del presente. Pues el pasado y el futuro son las dos formas en que -según me leía Beades en un pasaje de Lewis- nos engaña el demonio para sacarnos del presente, el único tiempo real y misteriosamente unido a la eternidad: allí donde todo está vivo y tiene consistencia. Como en los Cuatro cuartetos de Eliot: Time past and time future / what might have been and what has been / point to one end, wich is always present. Y en ese presente, llueve, no hay procesiones, la piscina se llena de polvo y de hojas, y sólo queda mirar por la ventana y desear que las cosas sean lo que son. Y sin embargo...

6 comentarios:

Sacalla dijo...

Estimado Alejandro, magnífica entrada relativa a la cronología del batiburrillo inconexo de su recuerdo y deseo. No más que me inspira unos versos:
Olor a caramelo, dulce como el membrillo, ¿se comerá este plátano el niño?
http://www.obviouswinner.com/obvwin/2011/4/10/omg-these-geeky-banana-sculptures-are-bananas.html
Está claro que mientras unos analizamos nuestra existencia otros se pringán las manos. Hala.

Rafael Hidalgo dijo...

Es cierto, sólo hay presente, pero qué sería de este si no se nutriera del pasado y si no se disparara hacia el futuro. Como decía Ortega, "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo". Mi "historia" es parte fundamental de mi circunstancia. Ese mosaico de libros, imágenes, experiencias. Mientras que ese "yo" que no se me da hecho, que todavía está por hacer, es una pretensión o proyecto, un futuro por hacer.

Un abrazo.

Fernando dijo...

Seguro que cuando pasen los años y seas viejo todas las Semanas Santas sevillanas exitosas se mezclarán en una sola, en tu memoria, y en cambio ésta aparecerá singularizada, fácil de recordar, vinculada a otros hechos de tu vida actual.

Nicolás Fabelo dijo...

Se echa de menos un nuevo post tuyo.

Alejandro Martín dijo...

Nicolás, es que estoy sin inspiración, cansado del final de curso, y con la tentación de cerrar el blog. Pero se me pasará. Gracias por el comentario. Un abrazo a todos.

Nicolás Fabelo dijo...

¡Ni se te ocurra cerrarlo!