miércoles, 12 de noviembre de 2008

El abrazo luminoso del amor





Me impresiona mucho esta obra que Kollwitz hizo para la Nueva Guardia berlinesa: una estatua erigida a las madres que perdieron a sus hijos en la Primera Guerra Mundial y que acabó representando a las madres que pierden aún hoy a sus hijos en cualquiera de las muchas guerras del mundo. Para mí es la Piedad de Kollwitz, la Madre que es todas las madres. La Madre que abraza a todos los hijos. Es el abrazo de lo que crea y lo creado, el abrazo del Todo y el Fragmento. Por eso quiero ponerlo aquí junto al otro abrazo más intenso, cálido y tierno que conozco: el que plasmó Rembrandt en El retorno del hijo pródigo. Sobre ambos cae una luz como de despertar en casa. Es el abrazo que esperamos los hombres. Porque en alguna guerra hemos muerto alguna vez, y en la ciudad de los ladrones y las rameras derrochamos nuestra herencia.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Esperemos que esta nueva andada en el mar cibernético tenga más futuro que la anterior...
El abrazo cálido, tantas veces representado, debería hacernos reflexionar sobre esta cultura primermundista que nos incita a meter a los niños en carritos, obligarlos a dormir solos (¡¡¡qué no sientan el aliento de sus padres!!!¡¡¡se volverán sensibles, tienrnos y buenos!!!) lo antes posible la llave de casa para que sepan que detrás de la puerta no les espera ningún recibimiento.
El calor de una madre es el sostén de mundo.

Jesús Beades dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jesús Beades dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jesús Beades dijo...

Hombre Andrés, un poquito de método Estivill no le viene mal a un niño. Tiene que aprender a dormir solo.

Y, cierto: a ver lo que dura este blog. Y a ver si se convierte en blogg.

Alejandro Martín dijo...

Hay un comentador anónimo que se autocensura. Bien, elogio el trabajo de su superego...
Andrés, deja de leer los libros del Doctor Talibán, que con Alba ya tenemos bastante...
Y sí, yo también espero que este blog me dure más. Ahora soy más laxo conmigo mismo (sí, más aún), así que será fácil no dejarme llevar por el escrúpulo intelectual...
Un saludo

Jesús dijo...

¡Maravillosa coincidencia la de la foto! Te remito, si quieres y te apetece, a mi fotografía titulada EL AMPARO, de mi blog, "AL HILO DE MIS OJOS".

Alejandro Martín dijo...

Maravillosa coincidencia la de tu comentario: esta noche pasada, antes de que lo escribieras, encontré casualmente en tu blog la foto de la estatua de Köllwitz. Enhorabuena por las fotos, me gustan tanto que ayer le estuve dando el coñazo a toda mi familia para enseñárselas. Son impresionantes.

Jesús dijo...

La frase se ha repetido hasta la saciedad, pero es oportuna aquí: no hay casualidades sino causalidades. Tanta coincidencia...
Me alegra tu interés por Balthasar. Es un teólogo oceánico en el que nado, buceo, llego a fondos abisales y del que salgo siempre deslumbrado.
Ha sido un placer descubrirte y leerte.