domingo, 12 de diciembre de 2010

Igualdad animal

He de reconocer que me fascinan las cosas que hace el movimiento animalista. "Rescatar" once gallinas de una granja o llorar en plena calle con el cadáver de un bicho muerto sacado de la basura son acciones que me dejan pensando en qué cosa tan extraña es el ser humano. Por mucho material genético que compartamos con las otras especies animales, no hay, desde luego, ninguna que haga cosas tan extravagantes. Por mucha empatía que los primatólogos descubran en los chimpancés, ninguno de éstos rescata gallinas ni ensaya coreografías con cadáveres de gatos. Entre lo estúpido y lo sublime, la generosidad y el odio, no cabe duda de que la intención parece, por lo menos, buena. Ocurre, sin embargo, que nuestros propios prejuicios morales nos hacen creer que toda lucha por la felicidad ajena es generosa y digna de alabanza. Nos ocultan, en cambio, qué complejos y perversos mecanismos psicológicos llevan a los miembros de una especie inteligente a ir contra sus propios intereses vitales: renunciar al consumo de animales es, ante todo, una victoria sobre uno mismo. Recuerda a esa exaltación que, según Freud, siente el Yo cuando se ve capaz de renunciar al instinto: esa falsa superioridad que crea la moral cuando somete al cuerpo. Pero querer salvar precisamente a los animales: ésa es la cuestión interesante. Salvar a aquellos que no tienen ideas distintas, que no atacan mis convicciones, que no niegan mi deseo, que no molestan, que no se comportan impredeciblemente, que no ensucian el mundo, que no mienten: toda esta pureza rousseauniana rezuma tanto odio a lo humano... Se ve qué largo es el brazo del autodesprecio ascético, incluso allí donde todo rastro de la religión parece haberse esfumado. Mientras todos los animales de la tierra se esfuerzan en perseverar en su ser, el ser humano se sacrifica a extrañas exigencias morales y mueve cielo y tierra para realizarlas.

Decididamente, no somos iguales.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Y lo que más me llama la atención es leer en ciertos espacios del interné: “la obra de Nietzsche respalda las tesis animalistas”. Por otro lado, interesante sería conocer los íntimos episodios vitales que han conducido a cada miembro de igualdad animal a sujetar llorando el otro día en plena Puerta del Sol el cadáver putrefacto de un conejo: el amor que tenían a su difunto Yorkshire Terrier, el asco al filete sangrante que mama les preparaba los domingos, la intención de flirtear con la típica antitaurina buenorra... Todo un misterio!

Mercuzzio dijo...

No voy a entrar en disquisiciones varias, pero ¿por qué no se hacen esas mismas protestas en Etiopía, Somalia o Sudán y si en los países ricos? ¿Acaso una economía solvente nos da la capacidad de igualarnos a los simios y tratarlos como hermanos por encima de los propios humanos?

Sin duda, somos diferentes.

Saludos.

Homo lupus dijo...

Sospecho que, dejando aparte el interesante debate filosófico en torno al animalismo, que en el fondo es la revisión del viejo humanismo y la discusión sobre el fundamento de la moral... dejando aparte todo eso, digo, el animalismo proporciona una excusa perfecta para practicar sin apenas el exhibicionismo moral con costes mínimos. Francamente, no creo que vaya mucho más lejos.

Y sí, podían movilizarse por la gente de Darfur, o por la condición de las mujeres en Afganistán o en muchas zonas de Pakistán. Pero es que son los mismos pesaos que hace 30 años hacían sentadas contra las bases americanas en Europa Occidental.

Alejandro Martín dijo...

Anónimo: es escalofriante ver cómo se apropian de Nietzsche, pero también del darwinismo y cosas por el estilo.

Mercuzzio, uno lo que decís tú y Homo lupus en otra pregunta: ¿por qué no hacen esas mismas protestas por la situación del hombre en Etiopía, Somalia o Sudán?

Porque los hombres les importan mucho menos. Es así de simple. Y cada vez que hablo con ellos, más claro lo veo.

Nicolás Fabelo dijo...

Alejandro, quizá esas "extrañas exigencias morales" del hombre también las sentirían otras especies de tener nuestro grado de inteligencia-conciencia... Puede que también sea una extraña exigencia moral no matar a los cachorros como hacen los leones, cocodrilos, etc. O no practicar el canibalismo como hacen muchas especies animales. O no violar a una mujer si te la encuentras por ahí y te apetece (en el mundo animal se las gastan de otra manera a este respecto)...

Alejandro Martín dijo...

Alejandro, quizá esas "extrañas exigencias morales" del hombre también las sentirían otras especies de tener nuestro grado de inteligencia-conciencia

Entonces las llamaríamos "humanas".

Puede que también sea una extraña exigencia moral no matar a los cachorros como hacen los leones, cocodrilos, etc. O no practicar el canibalismo como hacen muchas especies animales. O no violar a una mujer si te la encuentras por ahí y te apetece (en el mundo animal se las gastan de otra manera a este respecto)

Justamente: en el mundo animal se las gastan así. Por eso no son sujetos morales.

Rafael dijo...

Yo creo que parten de premisas erróneas. A nosotros, por tener libertad, podemos demandar unos derechos y exigir unas obligaciones (entre otras cosas, para con los animales). Pero los animales no son "sujeto" de derechos, pues también les serían exigibles obligaciones que a nadie se le pasa por la cabeza demandar. Son "objeto" de derecho; cosa bien distinta.

Nicolás Fabelo dijo...

En lo que dice Rafael está, creo yo, el quid de la cuestión: los animales no son sujetos morales por cuanto no se les puede exigir una conducta moral, pero sí objetos morales si nosotros (los inventores de esa cosa llamada moral) así lo decidimos. Lo de no ser sujeto moral es de todas formas espinoso: ¿y si algún día pudiésemos entablar una comunicación profunda con especies inteligentes como los delfines?... eso por no hablar de si llegamos a conocer vida extraterrestre al menos tan inteligente como nosotros

¡Gracias por tu blog, Alejandro!

Alejandro Martín dijo...

Por lo que a mí respecta, E.T. es plenamente persona.

Y, por supuesto, estoy dispuesto a que se hagan leyes que protejan a los animales, como tenemos leyes que protegen a las catedrales y a los bosques.

El rollo "Igualdad animal" es otra cosa.

Gracias a vosotros por los comentarios.

Carlos dijo...

Hola Martín,
He tenido oportunidad de leer muchas de sus publicaciones e incluso los comentarios que se intercambian en ellas y me ha parecido un blog fascinante. Me agradaría hacerle muchas preguntas, pero se me ha ocurrido que sería mejor, si usted lo desea, hacerle una entrevista. Esta la podríamos publicar tanto acá como en mi blog. Si está interesado, mi correo es cct452@hotmail.com

Saludos.